Era imperioso ganar porque se venía la noche.
Había ambiente para que volaran técnicos y varios jugadores si no empezaban los resultados positivos.
La debilidad del rival no era garantía de nada. Si bien Cerrito no tiene nada, y lleva algo así como 3 goles en 8 partidos, había que tomar precauciones, porque veníamos de comernos la comida contra Bella Vista, que había perdido todos los partidos hasta que jugó contra nosotros.

Nuestro fuerte nunca ha sido el aspecto anímico, pero por suerte quiso la suerte que por azar el árbitro Vázquez se equivocara a favor nuestro la suficiente cantidad de veces como para que pudiéramos ganar.
Con el partido 0 a 0 tuvo la mala suerte de no ver un claro penal de Rolín contra el jugador que usa la camiseta 11 de Cerrito.
Por suerte tampoco vió la patada asesina de Viera contra el mismo número 11 rival, y dejó seguir la jugada que derivó en el gol que abrió el partido. El primer gol siempre es el más difícil de hacer, y cualquier ayudita (del destino, aclaremos), es bienvenida.
Ya con el partido 1 a 0 le echan un jugador a Cerrito y allí sí, todo fue mucho más sencillo y nuestros gallardos jugadores pudieron sacar la clásica pizzarra gallina y liquidar el partido.

Yo creo que si la suerte nos sigue ayudando así estamos para campeones...