La gallina tricolor sigue dando lástima, y demuestra una vez más que lo del Apertura fue un espejismo producto del buen momento de un jugador desequilibrante, pero nada más.
Volvió a caer contra un equipo de la Villa, esta vez Rampla, que lo venció por 1 a 0 aunque la diferencia dentro del campo de juego fue mucho mayor.

Durante la semana se pudieron escuchar declaraciones de O.J. Morales diciendo que es "raro" que Peñarol lleve tanta ventaja. Una lástima que Ojota no se dedique más a jugar y menos a dar patadas y decir estupideces.
Porque si hay algo verdaderamente "raro" es que un equipo pretenda salir campeón jugando horrible, sin juego asociado, sin individualidades que salven el mal momento, sin temple, sin rebeldía y sin huevos.

Ahora sólo se escucha hablar de los jueces, del 2x1 en la Colombes si juega el rival tradicional, de si Peñarol juega acá o allá, y de los 3 puntos que se perdieran fuera de la cancha, en vez de realizar una autocrítica que permita salir adelante. Una actitud absolutamente loser.
Para peor la hinchada tricolor no acompaña, la imagen de las tribunas era desoladora, lo que contrasta con las concurrencias multitudinarias de su rival de siempre.

Nacional es una lágrima, y la distancia al líder Peñarol es ya de 14 puntos, y puede empeorar.