Tres semanas atrás Peñarol viajó a Bueno Aires a jugar por Copa Libertadores y en las horas previas al partido, reunió a miles de sus hinchas en el obelisco de esa ciudad, donde debido a la gran cantidad de gente hubo dificultades para circular por la zona en automóvil.

El pasado martes fue Nacional el equipo que viajó a la vecina orilla a jugar por la copa, y como no podía ser de otra manera, decidieron copiar una vez más a su padre, y pretendieron copar el obelisco.
La diferencia sin embargo fue muy notoria, los hinchas tricolores eran muchos menos, cosa que fue consignada por los mismos medios de prensa argentinos, una mala copia a pequeña escala.

Pero no paran allí las diferencias.
Mientras que la concentración de los seguidores carboneros en el obelisco fue una verdadera fiesta de gente, cánticos y colorido, la de las gallinas del parque no fue más que un tumulto ridículo de cuatro desubicados, que arrojaron piedras a los transeúntes y fueron fácilmente controlados por la policía, acostumbrada a lidiar hinchadas en serio, y no con cuatro nenes bien haciéndose los locos.

Una demostración más de en qué consiste la tan promocionada "Cultura Nacional": recurrir a la violencia de manera cobarde, hacer el ridículo, y hacer lo que siempre hacen las gallinas del Uruguay, copiar a su padre, pero copiarlo mal.