Sin los jueces a favor

Estamos acostumbrados al campeonato local, donde la benevolencia arbitral con nosotros es bien conocida.
Es moneda corriente ver partidos en la TV donde juegan Nacional contra cualquiera, y al final del partido vemos que Nacional hace el doble de faltas y recibe la mitad de las tarjetas que su rival.

Nacional, 26 faltas, 2 amarillas, sin rojas - Rival 14 faltas, 5 amarillas, 1 roja.

Estadísticas así se pueden ver cada fin de semana en el fútbol local.
Y ni hablar de los penales.
En el último partido, contra Racing, Nacional hizo 3 clarísimos penales, y sólo uno fue sancionado.

Pero cuando salimos del país nos encontramos con la dura realidad.
Y la dura realidad dice que por más que juguemos la Libertadores todos los años, nunca hacemos buen papel.
Y pasan cosas como las de anteayer, queremos jugar igual que acá, de pesados, matando a patadas a todo lo que se mueva creyéndonos impunes.
El resultado: el que debería darse siempre, expulsión para los que dan estas patadas criminales que aquí nos permiten descaradamente.

Entonces viene nuestra parte favorita, la de llorar.
Decimos que en Perú el árbitro fue localista, que jugamos mejor y el juez nos metió en un arco, y que nos vamos a quejar a la Confederación.
Y seguiremos quedando fuera en primera y segunda fase, como siempre.

Nacional de Montevideo

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